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Con Cristina.

martes, 4 de agosto de 2009

Auge del montonerismo en la antigua Roma.


(la imagen es un original del siglo I de una tumba romana en Egipto, no sabemos si se trata de una populista)

Como veníamos diciendo en http://elhombre3.blogspot.com/2009/08/los-montoneros-infiltraron-al-imperio.html
Tiberius Gracchus intentó una reforma agraria que, incluso los opositores, consideraban indispensable porque la concentración de la renta en tan pocas manos, sospechaban, aniquilaría a la propia nación romana. De algún modo se hallaban en una encerrona, si se atenían al senado, la reforma no llegaría nunca y si se alzaban contra el senado era la revolución. Que puede ser muy buena pero no es del agrado de los políticos que participan dentro del sistema. Eso sin olvidar que el efecto práctico de la tentativa del cumpa Tiberius fue el de fortalecer a la derecha. Y solo dios sabe a cuantos les ha pasado lo mismo.
El propio voto democrático de la asamblea no le había servido por la carencia de una organización capaz de llevar adelante la revolución.
Nos asalta la pregunta: ¿Era Tiberius zurdito? ¿Era un sumbersivo? No, era nacional-reformista o, peor aun, populista. Por definición estaba dentro del sistema político pero enfrentado con la oligarquía. O, mejor aun, los agrogarcas estaban enfrentados con él. Y otra cosa más, después del golpe gorila y la muerte de Tiberius… ¿Qué pasó con la reforma? Pasó como puede llegar a pasar en un reino al sur del Imperio Romano donde una iniciativa reformista recibió ataques, al parecer, mortales y, aun así, sobrevivió porque no había otra forma de compensar el presupuesto. Los propios asesinos de Tiberius Gracchus, terminaron por reconocer la pertinencia de la reforma y por reconocer los logros del "tirano prófugo". La cosa no era tan simple, el partido aristocrático tenía aliados en la forma de comunidades campesinas que no eran romanos. Scipio Aemilianus, se llamaba el representante de este partido. No sabemos si fue la vanguardia armada del partido populista pero a Aemilianus se la dieron. Desde ya que el partido popular no quiso ni oír hablar de perseguir a los asesinos, primero porque los muchachos eran compañeros aunque no estuvieran de acuerdo con sus métodos y en segundo lugar porque Aemilianus había terminado por ser funcional a la derecha.
El partido popular se encontraba en un punto muerto, la reforma agraria no era posible sin tener el poder político. No era posible apartar a la oligarquía sin una extensión del derecho de voto. El partido popular tenía dos líderes Carbo, un abogado famoso y Flaccus. Carbo terminó dándose vuelta mientras Flaccus mantuvo al senado en vilo con su propuesta de extender el derecho a voto para las ciudades federadas de Italia. En una ciudad llamada Fregellae estalló una rebelión que fue rápidamente sofocada y Roma se llenó de acusaciones de alta traición contra el partido popular. Tal vez, la rebelión en Fregellae fue acompañada de saqueos en el conurbano de Roma pero carecemos de información sobre eso.
Han pasado 9 años desde el asesinato de Tiberius Gracchus y su hermano menor Gaius Gracchus ha retornado a la ciudad eterna.
No hay virtud que no se le atribuya a Gaius, decencia, humildad, pasión por los pobres, coraje. Y uno de los oradores y estadistas más grandes de todos los tiempos.
Su principal característica, sin embargo, es su odio abismal por los oligarcas.
Alguno de los cumpas peronchos románticos incurables (y entrañables) que pululan por estos blogs diría que se trata de un émulo de Eva Perón.
Tiberius pasó a la historia por una reforma, en cambio Gaius redactó toda una nueva constitución. Cualquier semejanza con un denostado gobernante latinoamericano es pura causalidad.
Las nuevas leyes establecían la reelección indefinida del funcionario representante del pueblo llano llamado tribuno. Y la creación de un mercado comunitario de granos a precio reducido. El otro punto es la creación de colonias en los nuevos territorios lo que tenía dos sentidos, ampliar en la práctica la ciudadanía y recortarle al senado el control de las nuevas conquistas.
Las similitudes entre estos despelotes del mundo antiguo y el actual debate sobre la inmigración es también pura causalidad.
Después de 2100 años hemos conseguido payasitos que hablan de la pena de muerte. Gaius introdujo severas limitaciones que la hacían difícilmente aplicable fuera de la ley marcial. Los populistas se sostenían con el apoyo de la monada y contra el odio del garcaje. Gaius fue uno de los primeros, sino el primero, que tomó en consideración la existencia de los "equites" (el nombre viene de tipos que en la milicia podían pagarse un caballo) comerciantes, a veces, llenos de guita pero despreciados por la nobleza. El cumpa Gaius sedujo a la clase media permitiéndoles usar un anillo de oro y, más o menos, tener plateas preferenciales en los gladiadores. Y, lo más importante, la clase media pudo disponer de impuestos de las ricas provincias asiáticas.
Todas las medidas anteriores, admirables en si mismas, no eran más que una maniobra de cerco para privar al senado del poder político y para terminar con la oligarquía. El golpe final es la ampliación del senado con 300 muñecos de los "equites".
En la práctica era el reemplazo del poder del senado por el de un único líder.
Desde el punto de vista de la lógica cipaya un gobierno de muchos es mejor que el gobierno de unos pocos. Pero si "los muchos" son comparsas de la oligarquía el resultado es intolerable aun para los romanos, dueños del mundo. Imagínense para nosotros.
Por cierto que los "periodistas independientes" de Roma llamaban a Gaius, apoyado por una vasta mayoría, "tirano" y decían que la venta de grano a precios subvencionados convertía al pobrerío en haragán y en "victimas del clientelismo". Algo que nunca hemos visto.
Además, y para sostener las políticas sociales, la república populista se llenó de "impuestos distorsivos". Los descamisados se subieron a los pedales.
El siguiente paso es retomar la propuesta de Flaccus, la extensión de la ciudadanía romana al resto de los latinos de Italia. Pero la propuesta encuentra la oposición del senado, de la "opinión pública" e, incluso, del propio partido popular. Gaius tiene ahora los días contados. Gaius también tiene su 125.
Se que no me van a creer esto, pero es así y les juro que está en los libros: los conservadores aparecen con un discurso lleno de promesas para los pobres y entra en escena un cura (si un curita) que afirma que los sitios de colonización están malditos. No hay indicios de que haya visto neomarxistas. Gaius pierde las elecciones tanto entre los cónsules como entre los tribunos. En una misa, ni idea de cómo eran las misas recuerden que el cristianismo aun no se había inventado, uno de los de la pesada de Gaius mata a uno de los chupacirios (no se si eran cirios, que seguro tampoco se habían inventado) y ahora el senado reclama la cabeza de Gaius y de Flaccus. Los aristócratas copan la calle, una vez más. Flaccus decide defenderse lo mejor que pueda, espada en mano, pero Gaius va desarmado, entregado a su destino. Es impresionante la cantidad de cumpas que deciden hacerle el aguante hasta el final. Gaius le pide a su esclavo que lo achure y el esclavo se suicida inmediatamente después.
La oligarquía prohíbe todos los homenajes e, incluso, mencionar al tirano. No se menciona si existía una marcha, dedicada a los hermanos Gracchus, cantada por Hugo del Carril, y tampoco se informa sobre su prohibición.

PD esto va a seguir, salvo que algún profesor de historia furioso me liquide de una vez. Son gente violenta.

2 comentarios:

  1. Te paso mas material Don Chango. Los romanos eran peronistas:
    Veamos la emperatiz Teodora
    Esposa de Justiniano.
    De gran popularidad.
    Famosa por su valentía y sangre fría.
    Había sido actriz.
    Proclamada Santa.
    Promovió leyes que favorecían a las mujeres.
    Murió de CANCER unos años antes que su marido... JUSTIniano (no justicialista... Justiniano)

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Piensa mal y acertarás