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Con Cristina.

domingo, 25 de abril de 2010

Los buenos tiempos, preso político en la unidad 9 de La Plata.




Sin que nadie le diera demasiada pelota se vienen juicios por los cumpas asesinados en la unidad 9 de La Plata.


Por un lado era hora y por otro siento que es un milagro.


Los mejores días en la cárcel fueron en Devoto, estábamos con presos comunes, podíamos hasta leer el diario, una boludez pero importante para alguien que está encerrado. Nos ordenaron prepararnos para el traslado y nos cagamos en las patas, aunque éramos presos "decreto PEN" el traslado podía significar una nueva visita, la definitiva, al chupadero. A un genio, supongo que fue el hermano de Urteaga que era de veras un tipo de inteligencia superior, se le ocurrió recomendarnos que nos pusiéramos toda la ropa que pudiéramos para el viaje, con el propósito de frenar los golpes, el celular en el que viajamos era todo de metal, para empezar, nunca me he cagado tanto de calor en toda mi vida, para colmo, cuando llegamos, lo primero que hicieron fue hacernos quitar la ropa.


Nos pasearon por el "túnel de la muerte", nos hacían pasar por el medio de dos filas de milicos armados de botas de guerra y de palos de la cana, comparado con las cosas que pasaban en las cárceles, el túnel era como una broma de egresados de la secundaria. Nos metieron en unas celdas de castigo, llamadas "los chanchos", constaban de una banca de cemento y carecían de ventanas al exterior. Éramos 4 y nos dieron un colchoncito. A los recién llegados nos llevaban a la parte de atrás del penal al pabellón 8 que era como de selección. El recreo era en unos espacios reducidos y la gente, todos nuevos, se miraba con desconfianza entre si. Salvo los que ya nos conocíamos de Devoto o, antes aún, de coordinación federal. Nos despertaban de madrugada para hacer el recuento y era de buen preso golpear la pared de tu vecino por si se dormía.


Recuerdo a "Lumumba" Fernández un metalúrgico muy negro, de ahí lo de Lumumba, muy alto, muy reservado y de un notable sentido de humor. Lo volví a ver en Estocolmo y me pareció que estaba mejor adaptado para la cárcel que para el exilio. Me acuerdo del chileno Rojas que era del PC. El PC se mantenía organizado, incluso parece que se mandaban mensajes en forma de "caramelo". El caramelo era, efectivamente, un caramelo artesanal con un papelito misterioso dentro. Los militantes se comieron meses en "los chanchos" y, a lo mejor, el papelito decía que se venía el golpe pinochetista de Menendez contra Videla. Acosta era del PST, después fue el MAS, y hasta me vino a visitar cuando salí en libertad. Un compañerazo, me pregunto si alguna vez se habrá advertido que ninguno de los dirigentes del PST sufrió persecución. Hay un cumpa del que no pienso poner el nombre, para empezar no le gustaría y además fue el único que conocí en la cárcel que parecía capaz de levantar un arma. Dios lo bendiga y si alguna vez necesita un loco para ir a cagarse a tiros, que me contacte.


Me trasladaron a un pabellón de adelante donde casi todas eran profesores de la universidad, creo que mayoritariamente eran del Comahue. Un grupo se juntaba para aprender francés conversando los seguí hasta que se me truló la cabeza. Prefería que me contaran teoría de conjuntos, había varios profesores de matemática ahí y un par de profesores de historia. Eran todos gorditos, de mediana edad y tenían úlcera del duodeno, sea eso lo que sea, y comían comida especial, unas albóndigas con puré bastante buenas en comparación con la comida normal que era un guiso acuoso al que llamaban "tumba", creo yo por la presencia de algún hueso ocasional, como tampoco podían pasar esa comida, a las albóndigas, las ligaba yo.


Había seminaristas y sacerdotes, y un par de esos franciscanos que los venía a ver un monje estilo "El nombre de la rosa", me querían bautizar a toda costa, hasta que les dije que, si intentaban bautizar a un ateo, dios los iba a hacer cagar a todos.


Había un pibe que era anarquista y le llamaban "el milanesa", a mí siempre me han dado un poquitin por las pelotas los anarcos y, una vuelta, lo llamé "papafrita". Me quería matar.


Vivía cagado de hambre pero me he reído un montón estando en cana. Había unos cumpas que vivían contando monerias para divertirse. Te podías pasar una tarde entera escuchando los pormenores de una película de Tita Merello, Luis Sandrini o dios-sabrá-que.


Últimamente se escuchan vocecitas bondadosas que se horrorizan con los milicos ancianos yendo en cana.
Me acuerdo de Lintrilis, no se como se escribe, debía tener no menos de 75 años y hablaba un castellano vacilante. Según decían era del Partido Socialista Democrático, nada zurdo por cierto, y que andaba buscando libros para armar una biblioteca para el barrio. No se cuanto tiempo lo tuvieron en cana, en ese régimen de máxima seguridad. Los milicos eran unos fenómenos.
Me acuerdo de Jáuregui, además de estar orillando los 70 años estaba muy enfermo, el viejo estaba en cana porque el hijo había sido un cumpa del ERP de la pesada, parece que tenía un arsenal en su casa y cuando lo vinieron a buscar se llevó puestos a algunos milicos. En la "Divina Comedia" los que mueren luchando por la Fe están en un circulo muy alto del cielo. Como no pudieron vengarse del hijo, lo metieron preso al viejo ¿Cuánto tiempo estuvo preso ese hombre? ¿Salió vivo de la cárcel?


No se como va a ser el juicio, el método que usaban para hacer cagar a los presos era solapado, los dejaban en libertad, al salir de la Unidad 9 tenías que ir a una ruta, o lo que carajo sea, para tomar un colectivo, en la ruta te levantaban, te dejaban en algún andurrial de los alrededores y te cagaban a tiros. O te chupaban y te cagaban torturando.


En aquella época sospechábamos que, al menos, 2 de los guardias hacían horas extras en la patota asesina. Uno era un muchacho joven que tenía una especie de mechón blanco en la cabeza lo llamábamos "el tordillo". El amigo tordillo estaba furioso, vamos, tenía la mirada de loquito de las series de televisión. Boluditos como ese torturaban y mataban prisioneros desarmados y se creían grandes guerreros. El tordillo andaba golpeando gente en los calabozos, siempre eran 4 con palos contra uno. Si algún día se instala el monumento a los cobardes ya saben a quien van a usar de modelo.
Otro amigo que recuerdo era uno al que llamábamos "Palito Ortega". Nos reíamos de sus problemas para hablar. Cuando llegaba la comida el tipo tenía que decir: "Pongan los platos y los jarros en la ventanilla", la frase, según parece era larguísima, el tarado decía: "Platos… (Pausa duda) platos..." etc. Nunca supimos de que rincón oscuro del país venía, me pregunto si alguna vez habrá entendido que éramos presos políticos y que nos maltrataban y nos mataban ahí.
Uno que recuerdo el nombre se llamaba Ruiz, le decíamos "Puchito" y su especialidad era pasar en silencio y espiarte y encontrarte en falta y hacerte llevar al calabozo. A la gente la mataban literalmente a golpes en esos calabozos no era tan chistoso como uno podría imaginarse.


Otro putito que debería ser juzgado era el cantinero, el cantinero te cagaba la guita y te mandaba lo que se le cantaba el culo a él, se que no parece tan grave pero arruinaba a tu familia haciéndola gastar al pedo y ayudaba a tenerte muerto de hambre.


Tengo entendido que al actual presidente uruguayo y a otros dirigentes los milicos uruguayos los tuvieron en un pozo durante 10 años. Dicen que hubo perdón y que-se-yo-que. O tienen un espíritu superior al de nosotros el común de los mortales o son unos grandes mentirosos.


Yo no les haría juicios justos sino que les haría pasar una autopista de 4 carriles por el ojete.


Igual reconozco que estar en paz con mi familia en casita, mientras a ellos los están juzgando, no me parece tan mal.

4 comentarios:

  1. Me emociona tu relato, me hace mal, y me gusta que me haga mal.Me da de llorar,como si llorar sirviera para algo, mierda. Y compañero, estamos aca, vos recordando a los muertos, y asi vences a la muerte, y yo te leo,recitando para adentro, mientras mi marido mira la tele aca al lado y trato de que no vea que me hiciste llorar, recitando para adentro El otro, de Fernandez Retamar, para vos.
    Nosotros, los sobrevivientes,
    ¿A quiénes debemos la sobrevida?
    ¿Quién se murió por mí en la ergástula,
    Quién recibió la bala mía,
    La para mí, en su corazón?
    ¿Sobre qué muerto estoy yo vivo,
    Sus huesos quedando en los míos,
    Los ojos que le arrancaron, viendo
    Por la mirada de mi cara,
    Y la mano que no es su mano,
    Que no es ya tampoco la mía,
    Escribiendo palabras rotas
    Donde él no está, en la sobrevida?

    1 de Enero de 1959

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  2. Don Chango: le linkeo este post, con su correspondiente cita.

    Saludos.

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  3. DonChango: A principios de la dictadura, yo era un boludo a cuerda mal, que a falta de cerebro propio repetía como lorito lo que decía la revista Gente. Hasta que me llevaron a un amigo y metieron en un barril de cemento a la madre de otro que no lograron quebrar. Para mayo del '77 ya me tocó a mí, y pude corroborar por mis propios medios lo que estás contando.

    Digo ésto quizás en piadosa alusión a tanto boludo suelto que hoy en día habla de dictadura. No saben de qué hablan, pero hablan. Si algún día les pasara lo que nos pasó a tantos, dejarían de banalizar esa palabra.

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  4. Don chango siempre sus relatos son crudos, desgarradores, un manto de claridad entre tanta cosa tapada. El otro día en Rosario dieron las primeras condenas. Fue muy raro los sentimientos los de más de 40 llorabamos, los de 20 saltaban alegres, todos unidos porque habíamos logrado que le den perpetua para los que quieren a Videla.

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