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Con Cristina.

lunes, 14 de junio de 2010

El otro mundial: Afganistán, invencible de local, ya le metió 31 goles a Dinamarca.

Sabemos que lo de los afganos no es precisamente Fair Play, pegan de atrás, tratan de quebrar cuando pueden y te cruzan mal ante cualquier gambeta. Lo de los afganos es directamente anti-fútbol. Colgados del travesaño, desesperados, con la camiseta hecha jirones y pateando la pelota para arriba. El desigual match ha durado ya 8 años y el final no parece estar a la vista. Los locales caen de a miles lesionados sin poder levantarse pero, en cuanto uno va al descenso, otros 2 vienen a tomar su lugar. La gente no lo sabe pero entre los participantes de este mundial en las sombras se cuenta Dinamarca, la exquisita cuna de mejor fútbol escandinavo. Los daneses cada año reemplazan a sus 500 o mil jugadores, llegan con toda la polenta para aplastar de una vez al débil combinado afgano. Los locales no juegan bien, esconden la pelota, especulan y golpean en exceso. No como los daneses que practican un fútbol vistoso y límpido, con sus uniformes impecables y sus tapones afilados. Da gusto ver el juego práctico pero no exento de belleza de los daneses y de otras selecciones que participan de este torneo contra los afganos. Los daneses dicen que el mundial de la oscuridad se juega en canchas afganas para impedir que los afganos vayan de gira por Dinamarca, algo que parece bastante absurdo tomando en cuenta que los locales no pueden ni costearse las medias. De hecho utilizan los botines y los pertrechos que consiguen de los propios visitantes.


De vez en cuando algún afgano consigue romper el implacable pressing danés y ceder desde 60 metros un pase para algún solitario delantero local que perfora y deja por el piso a los daneses. 31 veces ha ocurrido que los afganos han marcado un tanto, siempre del mismo modo. Los afganos han visto caer su valla miles de veces y los sabios de la tribuna visitante creen que no van a resistir. Pero el partido sigue, ya van 8 años. Los veteranos medio campistas afganos dominan la pelota y, si les preguntan, dicen que los daneses, y otros visitantes mundialistas, se van a cansar primero.


El público se acerca en gran cantidad a los estadios y no siempre puede salir pero los daneses dicen que, a ellos, lo que le pase al público no les interesa aunque en otros momentos justifican la existencia del mundial de las sombras por la necesidad de ayudar al público afgano, a quien suponen fascinado por el color de la camiseta de Dinamarca. Aunque las pocas veces que lo muestran la afición local parece decir otra cosa.


Los diarios daneses dicen que, si abandonan el mundial de la oscuridad, toda la preparación y el esfuerzo habrá sido en vano. Que abandonar el partido sería darle el triunfo a los locales y que la victoria, insólita e inmerecida, de los locales sería una señal para todos los equipos del mundo.


Los afganos dicen que, de algún modo, algún día llevaran su equipo, pobre y limitado, de visita a los coquetos estadios daneses. Es más dicen que no van a necesitar llevar jugadores que, en Dinamarca, y otros países del mundial, viven innumerables compatriotas con la camiseta afgana pintada en la piel.


También se escucha por ahí comentar que el mundial de las sombras y su espectacular circo de la oscuridad está pensando en presentarse en otros países, aunque es posible que haya que esperar primero a que terminen con Afganistán.

1 comentario:

Piensa mal y acertarás