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Con Cristina.

miércoles, 12 de enero de 2011

Los náufragos del retorno. (Estocolmo, 1983)


Si esto, dios no lo permita, fuera una especie de cuento debería empezar por contar que nos encontrábamos en casa un día de vacaciones nublado donde no podíamos ni tomar sol, ni ir a la pileta. Con mi compañera, mis hijas y la perra y la gata.


No se porque me acordé de una novia que tuve hace 27 años. Se llamaba Graciela. El hermano era mi amigo, mi mujer lo señaló como "hermano entregador". Eran uruguayos. El pibe estaba obsesionado por volver a sus pagos. Bueno no se si la palabra "obsesión" es la correcta. Supongo que "obsesión" es cuando te pones de culo con alguna boludez. En este caso, el pibe tenía un objetivo razonable pero era incapaz de darse los medios para concretarlo. O algo así.


Por aquella época el regreso de los exilados se puso de moda.


Alguna de las cosas terribles de la vida la gente se las busca por si misma. La idea de, dios se me fue el nombre del pibe, era volver al Uruguay, tocar la guitarra y estar con la gente. Pero la vida no es así. La vida es una lucha, como dijera Carlin Calvo. El hermano de mi futura ex se consiguió una muchacha, también yorugua, que quería lo mismo que él, ya saben, volver, tocar la guitarra y etc. Mi mujer me interrumpió para decirme que ella, mi mujer, llevaba 8 años en la misma empresa y, aun así, no estaba segura de conservar su empleo este año. La cosa es que, según supe después, se fueron a Montevideo, tocaron la guitarra, se recagaron de hambre y, al cabo de unos meses, estaban de regreso en Estocolmo.
Hay que tener en cuenta que, para empezar, todavía estaban los milicos en el Uruguay. Por aquella época la diferencia de nivel de vida entre los dos mundos era peor que ahora. Parece que no, pero yo me acuerdo, además de las 5 semanas de vacaciones pagas en Europa, que tenías en tu edificio unas máquinas de lavar de la gran puta que funcionaban con una moneda y un secarropa. Los muebles eran como los que se ven en las películas. Y cosas así.
Recuerdo a otro pibe, lo llamábamos Kike. Era argentino y se volvió a su provincia, no estoy seguro si era Corrientes o Chaco o algo así. Era, es, sigue siendo, una provincia remilica donde no podías hablar libremente de lo que había pasado con la dictadura y esas cosas. Kike se consiguió un laburo, trabajaba 400 horas por dos mangos y el ambiente donde le tocó moverse era, para hacerla corta, deprimente.
Kike no quiso volver nunca más, ni de visita a la Argentina.


Los que vi regresar, regresaron así: por las suyas. Nadie regresó con un partido, una agrupación cualquiera o un mísero sindicato. Los que estaban más organizados…bueno no se que les pasó. Me acuerdo que los partidarios, del PRT, de Gorriarán se iban para Nicaragua. Ojo porque dicen que la hicieron bien allá y que los nicas los tenían en alta estima. No se que fue de la vida de los que siguieron al pelado. No se si se quedaron allá con los nicas o si regresaron para participar de La Tablada o si volvieron y ahora están igual que yo, tomando mate en un día nublado del verano. O si terminaron volviéndosenos a Europa, tierra de promisión.


Si lo pienso, en realidad prefiero no hacerlo, pero si lo pienso me pasaron cosas parecidas en el retorno. Estoy convencido de que estos pibes, los que naufragaron en el regreso, eran mejores personas que yo, lo que tampoco es un gran merito, pero, al menos en este caso, lo que hacía falta no era gente tan buena.


Hay otro factor más a tener en cuenta: "nada es gratis". Todos esos años de bienestar, seguro social y buenos sueldos se pagan. Tengo un amigo que volvió de allá y, con el paso de los años, se fue a Suecia de vacaciones y para ver a sus hermanos. El único que hablaba castellano fluido era el hijo de él, obviamente criado en estos pagos, los primos de allá hablaban champurreado. Para colmo con el paso de los años la situación allá ha ido deteriorándose y acá han empezado a ir mejor, cuestión de que la brecha se ha ido achicando, excepto para los indigentes que están muchísimo mejor allá. Pero tiempo al tiempo.


La novia que tenía me sacó cagando cuando vio que de veras estaba para volver. Con el tiempo me contaron que había hecho el viaje al Uruguay pero no pudo adaptarse y tuvo que quedarse en Estocolmo, supongo que para siempre.
Mi mujer, los celos retrospectivos le nublaban el buen criterio, vio la foto de la chica y dijo que era un bagayo.


Rinti: "La costumbre de comer carne de perro es monstruosa, imagínense cuantos artistas notables deben haber terminado convertidos en salchichas de viena."

rr

¿Se acuerdan cuando Cobos ya era presidente?


El camino de la Dra. Carrió parece cada vez más largo ¿Llegará a presentarse a las elecciones de octubre?

3 comentarios:

  1. Esos recuerdos...Un amigo me contó que hicieron una marcha, con muchos latinoamericanos, para exigir que aumentaran la catidad de carne en la alimentación, lo recordaba como parte de la ingenuidad. Nunca supe si fue cierto

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  2. siempre es dificil volver a casa, hombre 3

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  3. Cuando los refugiados llegaban a Suecia eran recibidos en un "campamento" y nos daban de comer. Muchos se quejaban de la comida que era, como decirlo, del tipo que te dan, allá, en un comedor escolar. Que los combativos latinoamericanos se hayan movilizado para reclamar bife de chorizo, suena razonable y hasta probable. Pero no me consta.

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Piensa mal y acertarás