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Con Cristina.

martes, 15 de febrero de 2011

La Asamblea de los pobres. (2001, ¡Odisea de la crisis!)

En primer lugar debido a razones que sería largo de enumerar (no tener un mango y vivir en un barrio donde la gente se cagaba de hambre) me tocó participar en una asamblea barrial donde predominaban los obreros desocupados y esos individuos entrañables que son pobres pero no son trabajadores.


En los primeros tiempos junto a los anteriormente citados pululaban vecinos "bien" a los que, para no dar vueltas, definiré como de clase media. En seguida se vieron dos cosas: la preocupación principal de los pobres eran los bolsones con comida que repartía la municipalidad. Así son los pobres, no piensan más que en llenarse la panza. Además la asamblea estaba orientada por militantes del PO. Para que hubiera alguien en la asamblea, y para que tuviera algún sentido, los muchachos troskos tenían que garantizar si o si los bolsones, y así lo hacían. Además reclamaban constantemente que la asamblea se solidarizara de palabra con fábricas recuperadas y cosas por el estilo. Ninguna de esas cosas iba en contra de mis principios o del sentido común.


Una conclusión preliminar: los troskos son la más perfecta demostración de que trotsky era menchevique. Los muchachos se la pasaban hablando de una revolución que vendría infaliblemente pero sin hacer ningún preparativo que llevara a ella, ni proponían ninguna acción para preparar a la gente para la lucha o para reclutar militantes. Después de todo para que iban a querer militantes si no querían una milicia. Sin embargo con poco se las rebuscaron para repeler a muchos de los tipos de clase media a los que, aun hoy, no se bien que era lo les molestaba tanto de los troskos. Si su discurso revolucionario, a veces un poquitin pasado de rosca aunque inofensivo, o sus vanos intentos de manipular a las asambleas para no llevarlas a ninguna parte.


En esa época había una especie de "unión de asambleas" que se juntaba en el parque centenario que queda en medio de barrios de medio pelo y bien lejos de nuestras asambleas de zona sur. Se llegaban a juntar más de tres mil personas que jamás se pusieron de acuerdo en nada. Recuerdo la rabia de los troskos cuando la asamblea grande decidió dejar de reunirse. Ese era su plan maestro juntar mucha gente y después marchar a la toma del poder. Me acuerdo cuando Lanata hacía su programa desde el parque con los asambleístas, en aquel entonces la década del '70 no lo aburría para nada.


Es raro, y me pasa incluso a mi mismo, tenemos un buen recuerdo de la administración de la ciudad de aquella época (Ibarra) y la verdad es que buscaban, por todos los medios posibles, negarle la comida a la gente. Y en una época con el 25% de desocupados. O quien sabe, recuerdo que una vez hicimos una reunión de asambleas del barrio, éramos fácilmente 300, preguntaron quien estaba desocupado y todos levantaron la mano menos yo.


No recuerdo exactamente que desplante les hizo la asamblea pero a partir de cierto momento los muchachos del PO nos abandonaron. En principio unos muchachos que al parecer venían de las facultades dejaron de aparecer. Después un par de militantes se abrieron para poner un comedor, estaba de moda por aquella época, y por último tenían un pibe que era de fierro pero que se abrió porque se dio cuenta de que no hay demasiado lugar para militancia más zurda en un grupo como ese. Me refiero al PO pero también podría ser a la asamblea.


Me parece que ese fue el mejor momento de la asamblea. Teníamos dos dirigentes, uno era un obrero desocupado que era lo que en BA llamamos "un peronista". El otro representaba al transproletariado, si se lo hubiera dicho se hubiera reído muchísimo. Yo me ocupaba de mantener los listados para los bolsones de comida, de contactar a otros grupos y otras asambleas, de redactar algún volante e incluso de traducir los inescrutables formularios que nos mandaba la municipalidad. Nada demasiado importante en suma.


Ahí tienen un consejo para futuros militantes (de clase media) que intenten representar a los pobres: Obliguen a los "proletarios" a darles un mandato. Si quieren una revolución empiecen por ser rigurosos con lo que piensan los descamisados.


De ninguna manera los miembros de la asamblea éramos un modelo de conducta y la organización era la "desconfianza organizada". A fuerza de continuas movilizaciones la situación de los bolsones de comida se estabilizó. El paso siguiente fue tomar un edificio. En otras asambleas, por cierto con otra composición de clase, buscaron ocupar edificios que estuvieran en buenas condiciones con el resultado de que fueron expulsados por la policía. Nosotros ocupamos un edificio en ruinas del que nos cercioramos que no tuviera dueño.


Cuando hay un asunto práctico en juego, no son los "sabios", son los pobres los que ganan la partida.
Me acuerdo que cuando tomamos el edificio, quien sabe a lo mejor esto puede servir de enseñanza para futuras asambleas, lo que hicimos fue romper el candado que había para poner uno nuestro. Los únicos dos que nos metimos a romper el candado éramos un pibe que había estado en cana, digamos que sabía de quebrar candados, y yo, con mis antecedentes de preso político. Ese sábado hicimos una olla popular, llamamos a todos los grupos, asambleas y demás quilomberos del barrio y nos movilizamos para, en un acto solemne, abrir el local.


A mi mujer nunca le fascinó la asamblea, pensaba que nos iban a matar a todos, sin embargo terminé por convencerla de que fuéramos en el auto a comprar comida en el mercado central. Me acuerdo de una cumpa, una muchacha jovencita y sola, tenía dos pibes desnutridos. Había que darles una leche en polvo, pónganle que se llamaba Kasfdor o algo así y era carísima, los pibes de la farmacia, cuando vieron como venía la mano, nos dieron el tarro gratis. Y el 25 de mayo comimos el locro todos juntos.


¿Era nuestra pobre asamblea de pobres alguna clase de gobierno? Si y de lo más autoritario, quedar mal con la asamblea podía significar quedarse sin comida. Había mucha discusión con el tema de la participación en las marchas, que, a falta de algo mejor que hacer, eran continuas. La masa espontáneamente había impuesto el criterio de que "el que no marcha, no come" lo que era más bien cuestionado por los bien pensantes de toda laya que nos inclinábamos por dejar a los "flojos" comer en paz y que marcharan, si entendían porque lo hacían. No se si a los pobres del barrio les gustaba tanto vivir bajo el control de una organización.


Por lo demás está claro que una red de asambleas podría haber gobernado todo el lado sur de la ciudad (que es donde vivimos los pobres). ¿Por qué no ocurrió? Cuando se plantean cosas así suelen empezar una serie de disquisiciones teóricas que no me interesan. Vayamos a lo concreto:
Para que las asambleas del sur formaran un gobierno hubiese sido necesario que, un porcentaje significativo de los participantes, se lo propusiera y que además tuviera una idea parecida, o al menos "compatible", de cómo llevar eso a cabo, hubieran sido necesarias un montón de reuniones que terminaran llevando a varios cientos de individuos, miles probablemente, a llevar posiciones convergentes a las asambleas, lograr que estás elijan delegados y los enviaran a un congreso-consejo-parlamento que no solo tomara decisiones que fueran relevantes como ser: hacerse cargo de los servicios públicos, asegurar el abastecimiento de comida y ejercer funciones de policía contra los antiguos jefes, contra la antigua policía y contra los vecinos de clase media que detestan los experimentos sociales, sino también poner el hombro y dejar sus empleos y sus propios asuntos para pasarse el día "gobernando".


Aun así hablamos solamente de cuatro barrios de mierda de la zona sur. Por lo menos acabamos de entender porque las revoluciones ocurren un par de veces por siglo. En cambio que los cuatro muñecos que figuran gobernando se quemen, se vayan y sean reemplazados por otros chukis es cosa de todos los días. Dicho lo de "chukis" con todo respeto porque no es tan fácil serlo.


No fue lo primero que tuvimos en mente cuando ocupamos aquel desventurado edificio pero el lugar se convirtió de inmediato en un refugio de familias sin techo o próximas a quedar así. Este tipo de cosas generan contradicciones porque los intereses de los que querían un local político y los de los "homeless" no eran los mismos. Si la asamblea hubiese seguido evolucionando, además de conseguir viviendas a la fuerza hubiese tenido que convertirse en empresario y ocupar/montar empresas para no tener que dar vivienda gratis. Una de las disposiciones que habíamos tomado era la de hacer un relevamiento de casas abandonadas y de fábricas abandonadas. No hubiera sido nada extraño que, con ese poder omnímodo, alguna gente hubiese terminado por extrañar los "viejos tiempos" puesto que hay paisanos que no recuerdan el hambre que pasaron y que creen que "se las rebuscaban fenómeno" cuando, en realidad, les daba de comer la asamblea. También es seguro que ese poder hubiese llevado a divisiones y a luchas a muerte. La única forma de evitar eso hubiese sido un poder central muy fuerte, lo que, como nos muestra la historia, también es peligroso.


Después de haber alcanzado su apogeo la asamblea se fue debilitando. A medida que la situación mejoró los elementos más combativos consiguieron laburo y la asamblea, con local y todo, se convirtió en un comedor. Un comedor es una herramienta interesante para hacer política pero para desarrollar algo como eso se precisa una organización.


El "Llanero Solitario" nunca resolvió nada. Yo se lo que les digo.


Del avión yanqui con la valija de James Bond… ¿Pino no va a decir nada? ¿O ya se fue?


D*alde, el Rey Momo y Barrionuevo, que país feudal de mierda...


¿Cuando empieza la campaña Vilma Ripoll?

1 comentario:

  1. Que aguante que tiene Ud compañero !!! Yo apenas fui a algunas reuniones y ya viendo como venia la mano me convenci que por alli no pasaba la cosa.
    En fin debio ser un rescoldo que le quedo de la juventud jajaja.
    Un abrazo compa y no olvidemos que los errores pueden repetirse...

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Piensa mal y acertarás